Recuerdo que en mi infancia a
modo de broma preguntaban ¿Qué está haciendo una manguera en la esquina?, y de
hecho no estaba regando el parque, la respuesta era “vendiendo mangos”. De la
misma forma me pregunto ¿Qué hace un ambulante en el gramado de un parque, que
no vende dulces o viandas?, pues perdiendo el tiempo. Y es que hay que considerar
algo muy importante la venta ambulatoria es un negocio oportunista que se
localiza dónde puede interceptar un flujo de clientes.
El ambulante como su mismo nombre
lo dice “ambula” y lo hace en busca de sus clientes. Se trata de comerciantes que
desplazan su mercadería a los lugares donde más ventas pueden tener. Si vemos
que coinciden en algún lugar es porque un flujo de clientes los atrae.
Enviarlos a un coliseo, un parque o una plaza, no tiene ningún sentido, en
tanto en ese lugar no exista un flujo de clientes, y eso se debe a la forma en
que está planteado su negocio. Si se les ofrece un lugar lo más probable es que
pongan un familiar para no perder el sitio y siga siendo ambulantes como
siempre.
El ambulante tiene poco capital,
por lo que necesita dar la mayor rotación posible a su mercadería para
sobrevivir. La gran parte de los ambulantes salen de sus hogares con la
expectativa de vender todo en una jornada.
El ambulante por lo general tiene
poco stock, en todo caso puede ser abastecido por un almacén. Por tanto, no va
a llenar una tienda o un local comercial.
El ambulante vive del diario, se
dice que “si no vende, no come”, o rápidamente se descapitaliza, por lo que
sale diariamente, y dejará de hacerlo si surge otra actividad económica que le
resulte más atractiva.
El ambulante vende lo que el
mercado demanda y puede rápidamente cambiar de rubro si su producto no se vende
bien. Por eso necesita información de mercado, y la busca continuamente.
El ambulante busca a sus
clientes, en lo flujos urbanos, por lo que se encuentra en paraderos, mercados,
zonas comerciales, en la puerta de centros de trabajo, universidades y
colegios. Y siempre buscará un lugar apropiado para interceptar a sus clientes.
Algunos ambulantes están
especializados, lo que los hace más fáciles de formalizar y ubicar en puntos de
la ciudad, como los vendedores de periódicos y de alimentos.
Hay que agregar a todos esto que
es un trabajo duro, y lleno de privaciones, propio de gente motivada o dicho de
otro modo muy necesitada. El vendedor ambulante desarrolla habilidades para
vender y sobrevivir en la calle al mismo tiempo. Podemos resumir que su negocio
consiste en instalarse en los flujos humanos cargados de clientes, con el fin
de obtener la máxima eficiencia comercial, con el mínimo capital, salvando para
ello todas la privaciones y dificultades que se presenten.
¿QUÉ HACER CON EL
COMERCIO AMBULATORIO?
Comercio ambulatorio hay en todo
el mundo, la diferencia esta en cómo lo organizan, incluso se puede decir que
en algunos lugares es parte de los corredores turísticos. Sin embargo, algunas
medidas pueden considerarse dentro de la idea de ordenar el comercio urbano,
tales como:
1. FORTALECER
LOS COMERCIOS FORMALES. - Es probable que algunos de los que vemos hoy como
ambulantes, sean en comerciantes formales que han decidido salir a las calles,
esto debido a las restricciones al comercio formal, desde las propias de la
pandemia, como todos los trámites y licencias que se impone al comerciante
formal.
2. MITIGAR
LOS RIESGOS. - Ciertamente la pandemia impone riesgos de salud sobre las
interacciones humanas, entre ellas el comercio. Y dado que no es posible acabar
con el comercio ambulatorio de un día para otro, hay que manejar este riesgo
como cualquier otro reduciéndolo y mitigándolo. Para eso hay que poner más
baños públicos e imponerles normas de convivencia. Capacitarlos y controlar que
cumplan las reglas, antes que solo reprimirlos.
3. ORGANIZARLOS.
- Los ambulantes son un capital humano constituido por personas motivadas,
trabajadoras y eficientes. Cuya escasez de capital y falta de oportunidades los
lleva a este modelo de negocio. También son anómicos, por eso al organizarlos
se puede conseguir de ellos algún nivel de autoregulación.
4. RECONVERTIRLOS
ECONÓMICAMENTE. - Podemos ver al ambulante como un emprendedor, con diferentes
carencias. Al estudiarlos debemos encontrar entre ellos a grupos formalizables
y capaces de constituir un negocio comercial de mayor tamaño, con algún apoyo.
A otros reinsertarlos al mercado laboral gracias a su habilidad en ventas y
similares. Y a otros seguramente más capaces, se los puede orientar a
emprendimientos económicamente más grandes.
5. APOYAR
LOS EMPRENDIMIENTOS PRIVADOS. – Son los empresarios del sector construcción y
comercio los que pueden creer espacios viables para el comercio, y en cierto
modo absorber al comerciante informal y entre ellos al ambulante. En lugar de
tratar de sacrificar infraestructuras públicas como parques o complejos
deportivos que son tan necesarios para la comunidad. Hay que trabajar con los
inversionistas privados el desarrollo de zonas comerciales que permitan
organizar a los informales.
El tema no es acabar con el
comercio ambulatorio o informal, sino ordenar la ciudad, dando a ciertas zonas
de la ciudad las condiciones para aglutinar el comercio, de manera rentable y
sostenible. Recordemos que el comercio ambulatorio sigue los flujos urbanos, y
eso es lo que hay que planificar correctamente.
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