Cuando trabajamos en una zona en
particular afinamos nuestros sentidos al punto que distinguimos con rapidez a
los actores, los procesos sociales, cambios en los planos de la realidad, los
mapas de poder, y los medios políticos utilizados. Pero en otros casos nos ha
tocado participar de manera cotidiana en procesos muy diversos. Me acuerdo un
día estar en Chalhuahuacho, y dos días después en Pichanaqui, o en Chiclayo. Es
decir, en lugares geográfica y culturalmente muy distintos.
Aun cuando cambiar continuamente
de realidad social, y participar en diferentes tipos de conflictos nos puede
ayudar a afinar nuestros sentidos, creo que confiar solo en lo que uno ve es un
error. Por eso normalmente he enviado a zonas de conflicto a las personas que pueden
ver más y mejor. Cuando he tenido un conflicto con nativos amazónicos he
enviado a los especialistas acompañados de otros nativos miembros del equipo,
porque comprendía que ellos verían cosas que el resto de los profesionales no
podrían ver.
Por ejemplo, un amigo me contaba
que mientras negociaba con nativos en contacto inicial pudo notar que los
ciertos niños tenían tuberculosis y su respuesta fue cortar el diálogo e
iniciar la atención inmediata de estos niños. Este giro de timón acabo con el
conflicto porque los nativos agradecieron su sensibilidad y buen criterio.
Hay también quienes con facilidad
pueden distinguir entre foráneos y locales, entre líderes y manipuladores,
entre consenso e intimidación, o entre un proceso espontáneo y uno inducido.
Hay muchas cosas que una persona
familiarizada con una cultura puede ver, pero dos son sumamente importantes:
1. LA
COMUNICACIÓN NO VERBAL:
Durante un diálogo, una protesta
o una negociación, los actores que uno tiene al frente comunican muchas cosas
de maneras no verbales. Las personas en grupo nos comunicamos permanentemente,
y decimos cosas como a qué subgrupo pertenecemos, que nos estamos organizando
para hacer algo, que tenemos afinidad o discrepancia con otro miembro del
grupo, que estamos presionando a alguien, que estamos dando un mensaje a la
población con nuestros gestos o la pintura en nuestros rostros, etc.
Esta información es muy
importante para nuestro comportamiento en las reuniones o el manejo de un
enfrentamiento. Así también sirve a la hora de hacer sociometrías, mapas de
actores, mapas de poder, mapas de medios políticos, y en general al estudiar la
semiótica del lenguaje.
2. LOS
CAMBIOS EN EL ESTADO DE ANIMO:
Durante los enfrentamientos, las
negociaciones o los diálogos, las personas experimentan cambios en sus estados
de animo a nivel grupal, que nos adelantan una escalada o desescalada, un
rechazo a nuestras propuestas o una aceptación tácita, una división en el
grupo, o por el contrario su fortalecimiento.
Era común que se me acercara un
miembro del equipo y me dijera al oído, “el grupo tal ya esta arto de escuchar
al otro grupo, van a terminar peleándose”, o “la gente esta cansada, avancemos
más rápido con la reunión”, y etc. Pero lo más importante es reconocer cómo
esta respondiendo el grupo a las propuestas, al debate, a la tensión, y a los
acuerdos. Lo peligros es estar avanzando bajo una cúpula de cristal que se puede
derrumbar solo con dar un paso más. Y es que no vasta con que el líder no diga
que sí.
Cuando uno practica la oratoria
se acostumbra a ver al auditorio seguir con su estado de animo nuestras
palabras, o desconectarse de lo que decimos. Un buen orador en su medio social
puede llevar a la audiencia al estasis o darse cuenta rápidamente del rechazo.
Pero fuera de nuestro medio social necesitamos un colaborador que pueda
orientarnos. Y no me refiero solo a lo que pueda decir uno mismo, en un diálogo
multi-actor, necesitamos reconocer los efectos de todos los participantes sobre
el resto de la concurrencia.
UNA ANOTACIÓN FINAL
Alguna vez me cuestionaron por
tratar de diversificar los equipos profesionales de manejo de conflictos, ya
que algunos creen que el conflicto es un tema de científicos sociales, sin
comprender que en el mundo rural hay cosas que un agrónomo, un veterinario, o
un campesino pueden ver, que yo como sociólogo no veo. La profunda inserción
cultural que alcanzar algunas personas por su experiencia profesional o
política, sumada a una gran sensibilidad, es algo difícil de poner en un
término de referencia. Por eso creo que es deber de los que nos dedicamos a la
resolución de conflictos dar una explicación más amplia sobre las habilidades y
competencias que requiere un equipo humano para el manejo de conflictos.
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