Hoy conversaba por teléfono con un amigo dirigente nativo de
tiempos históricos, un ciudadano de a pie, sencillo como el solo, aun cuando
hace tiempo fue uno de los más grandes líderes nativos de país. Aunque él lo
niegue, para mi él es algo así como un médico naturista. Dotado de
conocimientos ancestrales y ascendencia entre los nativos, es al mismo tiempo
un nombre muy modesto.
Lo llamé porque supe que estuvo enfermo de la famosa pandemia,
de la que se ha curado. Ahora está orientando a los nativos de su zona en las
formas curarse con los medios ancestrales.
No es de mi interés explicarles cómo se curan o no los
nativos, sino verter algunas conclusiones de esa conversación: Él ve confusión
y desconcierto en los sistemas de salud, y reconoce que los pueblos originarios
de la amazonia han enfrentado contagios y gripes muchas veces a lo largo de la
historia y saben cómo hacerlo. Para él los nativos “acriollados” creen en la
medicina occidental y por eso sufren más pérdidas. Y me contó muchas cosas más
que me llevan a la siguiente conclusión; los profesionales formados con el
conocimiento “Occidental” acunamos la verdad como el derecho de los ilustrados,
desconociendo que el que no fue, como nosotros a la universidad. puede saber, y por tanto él debe acatar las
instrucciones de nuestro buen saber. Si me preguntan, yo no me sometería como
primera opción un tratamiento ancestral, pero yo soy un hijo de esta cultura
citadina y occidental en la que vivo.
Ahora queremos enfrentar una pandemia, y me pregunto ¿Las
comunidades nativas y campesinas son organizaciones importantes en la lucha
contra la pandemia o solo súbditos obedientes a los que les vamos a decir “qué
hacer”?. A demás ya hemos visto lo difícil que es imponer medidas en las
ciudades, se imaginan lo que será hacerlo en el mundo rural.
Controlar el controlar el contagio, superar el hambre y la
reactivación económica son procesos complejos que necesitarán aliados. Por eso
creo que hoy debe florecer el diálogo intercultural para enfrentar la pandemia
y sus efectos.
¿Cómo florece el diálogo intercultural?
1. Escuchando.-
prestando atención a los que nos dicen. Debemos tomar nota de la valoración que
hacen de los hechos quienes no piensan como nosotros.
2.
Hablando.- los pueblos indígenas
quieres escuchar, saber que pensamos, ver nuestras ideas sobre la mesa. Los
políticos y técnicos debemos comprender que todos tienen derecho a saber lo que
pensamos antes de tomar una decisión que podría afectarlos.
3. Aceptar.- La
verdad no es propiedad de nadie, el diálogo intercultural nace de aceptar que
es tan buena tu verdad como la mía. Y si vamos a discutir en un diálogo
intercultural no lo hagamos negando la verdad del otro, ni si el otro tiene la
razón.
4. Explicar.- No
podemos imponer nuestra verdad, pero podemos explicarla, ninguna cultura es
ajena al razonamiento lógico y al sentido común. Si explicamos correctamente
lograremos más que negando la verdad del otro.
5. Comprender.-
En un diálogo intercultural se necesita empatía, si no podemos asimilar las
creencias del otro, y ponernos en su lugar acunaremos un rechazo innecesario.
Si por el contraría incorporamos los saberes ajenos a nuestro acervo quizás se nos
ocurra algo mejor.
6. Proponer.- Al
dialogar entre culturas la discusión se centra en encontrar qué es lo mejor,
por eso hay que proponer, con argumentos, en lugar de discutir quién tiene la
razón.
7. Concordar.- Un
buen resultado es reconocer puntos de encuentro, cosas en las que podemos
colaborar, porque ambos creemos en ellas.
En un momento tan difícil debe florecer en nuestra sociedad
el diálogo intercultural, como forma de construir las bases de una lucha
conjunta contra la pandemia y sus efectos.